Paula Amoedo

Desde una edad temprana me daba cuenta que sentía cierto interés por el arte. Pasaba mucho tiempo pintando y dibujando. En parte, debería de darle las gracias a María, mi hermana. Fue ella quien, desde bienpequeñita, me enseñó y me metió en este mundo mágico. Y quizás, si esto no hubiera ocurrido así… hoy endía no estaría aquí, escribiendo esto.

No recuerdo con cuántos años exactamente, pero desde muy pequeña iba a clases de dibujo y pintura. Apesar de que también hacía otras actividades extraescolares como balonmano, gimnasia rítmica o patinaje, las clases de pintura seguían ahí, siempre siendo mi prioridad. Continuaba año tras año asistiendo a aquellas clases donde me lo pasaba tan bien. Eran las únicas clases que no cambiaba por ninguna otra cosa. Hasta estando enferma me apetecían.
En el 4º y último año de instituto, tenía que empezar a posicionarme según mis intereses para ir cogiendo un camino, descartando muchas otras opciones. Obviamente, la asignatura optativa escogida en mi caso fue plástica, lo tenía claro. Al año siguiente, me tocaría cursar bachiller y, cómo no, me decanté por el bachiller artístico lo cuál me suponía ir a Vigo todos los días. Ya que en donde vivo, Redondela, no existe esa rama.
Por último, tenía que tomar un camino poniéndose la cosa más seria. El tiempo pasa muy deprisa y era hora de escoger mi futuro. De elegir qué carrera hacer. Estaba muy indecisa, no os voy a mentir. Pero hay una cosa que tenía clara y era que no quería dejar el arte de lado. No quería deshacerme de él después de tanto tiempo juntos. Deseaba ser profesora porque me encantan los niños. Así que ser profesora de materias de educación artística era mi meta y lo sigue siendo a día de hoy. Tomar una decisión no fue fácil, la duda de si escoger magisterio o BBAA (Bellas Artes) cada vez era mayor. A pesar de eso, finalmente hice Bellas Artes. ¡Y aquí estoy!
Una chica de 23 años graduada en Bellas Artes metida en un proceso creativo constante, así lo llamaría yo.
Si en un futuro acabo cumpliendo mis sueños (que ojalá), tengo claro que mi objetivo como docente sería alimentar la motivación por el aprendizaje, en este caso artístico, en el alumnado. Intentar sacar lo mejor de cada uno. Somos muy diferentes pero todos tenemos cosas buenas y destacables. Y ahí está la magia. En ser distintos, originales, soñadores, creativos.
Después de todo este rollo… y después de tantos años viviendo el arte en mí y yo en el arte, creo que no podría vivir sin ello, o al menos, no tendría sentido.

PAULA…