Un día se acerca alguien al lugar de ensayo y tímidamente dice que le gusta cantar.
Se armó de un gran valor porque cree que su voz “no vale” o quizás le da miedo por que nunca lo ha hecho y constantemente se dice a sí mismo que “no sabe”.
No sabe música, no tiene experiencia, solo sabe que le gusta cantar, que lo disfruta, y que algo desde dentro le pide sentir esas vibraciones que produce el sonido en su cuerpo, la alegría de expresar unas frases musicales y la grandeza de hacer música.
Se le toman los datos y se le da la bienvenida…
Empieza a formar parte de algo grande, de una comunidad, de un equipo, empieza a descubrir su voz, a disfrutar de la música en conjunto e individual y se da cuenta, descubre que su persona importa… su voz importa sea como sea, grande, chica, aguda, grave, ha adquirido un compromiso con todos y principalmente con sí mismo.
¿Y tú, te decides? coméntalo